Rojo: Indica fallas graves que pueden comprometer la seguridad del vehículo y sus pasajeros. Se requiere revisión inmediata.

Amarillo o ámbar: Señala un funcionamiento anormal. No requiere atención inmediata, pero debe revisarse pronto para evitar riesgos a largo plazo.

Verde: Indica el correcto funcionamiento del vehículo o modos de manejo en vehículos híbridos (HEV).

Azul: Generalmente relacionado con el estado de las luces en carretera.



El arte del Mantenimiento preventivo